Contramaestre se ha convertido por estos días en noticia, al ganarse la sede del acto provincial por el aniversario 64 de los Comités de Defensa de la Revolución, CDR, mérito que habla de un trabajo sostenido integral de la organización en el barrio.
El alcance dice del protagonismo de hombres y mujeres que han extendido su brazo solidario para salvar una vida, de corazones que han donado pomos a instituciones hospitalarias con miras al tratamiento oncológico de pacientes pediátricos, fundamentalmente, de fuerza cederista que ha hecho en su pedacito de patio una parcela para el consumo familiar.
Sin embargo, a la altura de estos tiempos, aunque se reconoce el avance de los CDR en el municipio se precisa aún de cambios en el entorno social para encontrar nuevas estrategias y preservar los logros que por más de 60 años hemos defendidos.
Sin temor de rehuir a un problema común en los barrios, la batalla nacional contra la corrupción y las ilegalidades es una asignatura pendiente a la que se le debe diseñar una estrategia, pues este flagelo corroe como una enfermedad crónica que urge de su tratamiento inmediato.
Sabemos que en la cuadra existen personas de mucho valor, pero existen también corruptos y delincuentes, se sabe también quienes no trabajan y viven del sudor ajeno, quienes se aprovechan del horario nocturno para golpear a personas inocentes, despojándolas de sus bienes hogareños y hasta de productos alimenticios en las bodegas.
¿A quién le afectan las ilegalidades?
Cuando alguien roba, no solo le roba al Estado, está afectando al vecino, a la madre de tres o más hijos que depende de la ayuda estatal, le está robando al anciano que recibe su pensión, en una frase, le afecta al pueblo.
Le corresponde a los CDR enfrentar enérgicamente todo lo que afecta a la comunidad, y las ilegalidades son parte de ese todo, por lo que tenemos que cumplir con la vigilancia cederista y abrir bien los ojos para contribuir a frenar problemáticas que preocupan en los barrios, que afectan a la sociedad.
Sépase que los Comités de Defensa de la Revolución están para ser defensores de su verdadera esencia, ajustada a nuevos escenarios. De ahí que la creatividad no puede estar sujeta de una orientación, hay que desarrollarla donde uno vive.
Si todos cooperamos en el enfrentamiento a estos flagelos en la cuadra, en el barrio, las pérdidas individuales y colectivas serían menos, la tranquilidad se traduciría en un estado interno de paz y armonía.

