La solidaridad forma parte esencial de la cultura cubana, y nuestra nación no concibe sus victorias sin contribuir a las de otros pueblos hermanos.
Tras ese valor respetable, Cuba ha desencadenado la audacia y el coraje de incontables prestos para salvar a naciones del planeta, con una cualidad de amor por el prójimo enraizada y puesta a prueba desde aquel enero victorioso.
Gracias a la inteligencia, la perseverancia y la convicción de legitimidad de lo que hacemos y defendemos, el bálsamo cubano se expande por otros países del mundo sin dar los que nos sobra, sino compartiendo lo que tenemos.
La imagen de nuestro proyecto social, en términos de solidaridad, nadie hasta ahora la ha podido borrar para imponer la simple receta capitalista de que si pago mando.
El prestigio de Cuba queda bien claro; los ejemplos que muestran esa cualidad son palpables. Es verdad irrefutable cuando el mundo condena en cada sesión anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas el criminal bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba.
En ese respaldo ha contribuido la cualidad solidaria de los cubanos, presentes dondequiera, sin la mente puesta en enriquecimientos, sino en brindar cooperación, aún a riesgo de perder la vida.
El proyecto de la Escuela Latinoamericana de Medicina para educar gratuitamente a jóvenes humildes de Latinoamérica, África y Estados Unidos, es símbolo de solidaridad cubana extendida por concepto de colaboración médica a varios países.
En diversas geografías pobres y ricas también, Cuba ha estado luchando contra enfermedades mortales o simplemente llevando la salud a recónditos parajes, construyendo obras sociales, compartiendo conocimientos, instruyendo, asesorando proyectos… promoviendo la mano bajo el signo de la solidaridad.
Más allá de diferencias ideológicas, el desprendimiento de Cuba se ha mostrado practicando relaciones respetuosas de principios irrenunciables, sin dañar modelos o conductas desaprobadas por el sistema socialista.
Reconforta apreciar además la cooperación internacional de países amigos e instituciones lejanas, que haciendo uso de la solidaridad apoyan a Cuba con historias de suertes compartidas y de ayuda mutua.
En tiempos difíciles, marcado por la asfixia económica, el descrédito de la Revolución y el intento de colonización cultural, en que el enemigo pretende desconfigurar el proyecto social cubano, la solidaridad mundial hacia Cuba se multiplica.
Con más hechos que con palabras, en situaciones de adversidades climatológicas severas, muchas naciones hermanas han apoyado con donaciones, con recursos imprescindibles para mejorar la calidad de vida del cubano necesitado.
Las muestras de solidaridad del mundo hacia la Isla han tocado las puertas de la asistencia médica con envíos de insumos, medicamentos y dispositivos hospitalarios.
Otros gestos solidarios para con Cuba, han sido los envíos de donativos materiales y financieros, en respuestas a los fatales hechos como la explosión en el hotel Saratoga, el incendio en la Base de supertanqueros y las afectaciones del huracán Ian.
Evidentemente las experiencias solidarias con Cuba y desde Cuba, buscan eliminar las brechas sociales y ofrecer espacios de crecimiento a los necesitados del mundo, pese a las políticas inhumanas del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos que aún persiste contra la mayor de las Antillas.

