El 26 de julio, un grupo de jóvenes de la Generación del Centenario, encabezada por Fidel, intentó tomar el cielo por asalto.
Hoy, Día de la Rebeldía Nacional, marcado en el calendario como viernes 26 de julio,se celebra en muchos países, incluido el nuestro, el Día de los abuelos, una jornada mundial a recordar desde el año 2021, para expresar amor, respeto y admiración por las personas de la tercera edad.
Aunque no tuve la oportunidad de conocer mis abuelos, esos grandes maestros de la vida, quienes te ven crecer sabiendo que te dejarán antes que los demás, confieso mi veneración por esos adultos mayores con plata en el pelo y oro en su corazón.
Observo con gozo la vista agotada del abuelito, a quien hay que hablarle fuerte cuando sus tercos oídos no quieren escuchar. Aprendí que no se le puede responder con gestos que a veces no distinguen, que hay que devolverles los momentos en que de niña decías una y otra vez los mismos vocablos para que ejercitara bien su pronunciación.
Admiro esos abuelos que transmitieron correcta educación y no dejan de preocuparse cuando se es adulto para preguntar: ¿Qué te pasa? ¿Hoy vas al trabajo? ¿Ya pagaste el teléfono y la electricidad de la casa?, e intenta convencer de ser bueno en lo que haces, puntual, participativo, solidario.
Respeto a los ancianos insistentes con sus nietos para que no se equivoquen y cometan errores, recordando que “nadie escarmienta por cabeza ajena” y los golpes te hacen fuerte.
Son los abuelos, quienes casi siempre enseñan a cocinar la exquisita comida, a lavarse las manos cuando llegas de la calle, a tener el vaso propio, a ser carismático pero respetuoso, admirar lo bello de la naturaleza, la lluvia cayendo, la puesta del sol, el olor a tierra mojada, así como ser exigentes con el Español, explicando de memoria las reglas ortográficas.
A esas personas que las huellas del tiempo se notan en la piel, siendo el horcon de la familia, con fuerza y espíritu que nadie se imagina, que se jubilan para seguir aportando en la casa, las gracias por existir.
La gratitud también para esos corazones que son la conexión entre el pasado y el presente, llenos de sabiduría y experiencia, quienes comprenden nuestra juventud por cambiar con los tiempos y no aferrarse a los pensamientos conservadores de la época, contribuyendo a ser hombres y mujeres de bien.