Este tercer domingo de julio el candor y la sonrisa de los niños de Contramaestre nuevamente tatuará el alma de nuestra esencia como pueblo. La jornada del 21 de julio será exclusiva para festejar la infancia en complicidad con los adultos, para juntos abrazar la magia de una celebración que es certeza de la felicidad y el éxito.
Este domingo como de costumbre habrá fiesta de colores e imaginación por nuestros pequeños para con amor singular vestir plazas, parques, centros recreativos y comunidades con poesías, danzas, trabalenguas, juegos y payasos, y demostrar el empeño de un pueblo con alma de niño.
La niñez de nuestro Contramaestre volverá a estrenar caricias, suspiros, aplausos, picardías y besos, alejadas de los cuadros de infancias maltratadas, cercenadas por las bombas, el horror y la intemperie.
Haciendo gala a un mundo de fantasías, las selfies de duendes mágicos desdentados y en carriolas por los parques, las gratificantes conversaciones y los juegos tradicionales, marcarán el rostro de la alegría en agradecimiento por una vida de formar hombres y mujeres de bien que precisa el futuro.
Sin dudas, la felicidad se hará sentir por doquier sin desventuras ni ataduras que rompan el encanto de la celebración.
Serán niños felices que disfrutarán del sol estival, que aman una simple flor, la tierra, el mar, sus maestros y sus padres, para demostrarles a Cuba y al planeta, que ellos son la esperanza del mundo.

