Cincuenta y seis años han transcurrido y Contramaestre agradece el regalo de Fidel. La presa Carlos Manuel de Céspedes, fue el obsequio del programa hidráulico en beneficio del pueblo.
Era la primera obra creada por la Revolución, preñada de una historia interesante y hermosa, nada sencilla y sí de muchos sacrificio, consagración.
Apenas se contaban con especialistas para el gran embalse, bautizado inicialmente como “El Mate”, pero los severos daños del ciclón Flora dejaba una clara lección por las intensas precipitaciones que inundaron pueblos enteros en el Oriente cubano.
Construir lo más pronto posible el lago natural, era la palabra de orden para dominar los ríos y enfrentar la sequía, para beneficiar planes de desarrollo agrícolas y asentamientos humanos necesitados del recurso líquido más vital.
El país desafiaba el atraso técnico y la explotación económica heredada del capitalismo. Se formaron con rapidez hombres y técnicos para realizar la tarea y salir de la pobreza, la miseria y los embates incontrolables del universo.
Se impuso con tenacidad la construcción devenida en escuela, experiencia, entusiasmo, valor. Era el comienzo de una voluntad hidráulica que se extendería a todo el país.
El primero de julio de 1964 comenzó la obra terminándose 4 años después. El volumen total del embalse supera los 200 millones de metros cúbicos y el costo total alcanza los 20 millones de pesos, con respaldo de grúas, buldóceres y camiones y materiales de la construcción.
Mil 50 obreros participaron en la enorme edificación, conducidos por siete ingenieros. Allí, por causa de accidentes perdieron su vida seis trabajadores, quienes no se olvidan nunca, al igual que sus fundadores, la gran mayoría fallecidos.
Con sudor y sangre proletaria se construyó la presa, símbolo de proeza, sacrificio, heroísmo y porvenir.
A este embalse había que ponerle un nombre. Justamente en 1968 se cumplían 100 años de aquel día que los cubanos se levantaron en armas para iniciar la Guerra de Independencia, que duró 10 años con hermosas páginas de valentía indescriptibles.
Felizmente al cabo de 100 años Contramaestre hizo realidad un programa inicial de voluntad hidráulica que Fidel le puso por un hombre Carlos Manuel de Céspedes, como justo homenaje a aquel patriota que comenzó las luchas por nuestra Independencia, para abrirnos caminos a este progreso social.