Para Birán no es nada triste que pase el tiempo, cuando se recuerda el nacimiento de sus hijos pródigos. En la memoria de Cuba, 93 abriles con aroma de Patria agradecida, de guerrillero inmaculado, recorren el largo Caimán para expresar gratitud a nuestro General Raúl Castro.
Imberbe, casi un niño, se creció en el Moncada, para hacerse más grande en el Desembarco del Granma, para abrazar con brío rebelde la Sierra Cristal hacia el claro camino de la victoria, para junto a su hermano Fidel, ofrecernos una isla de bondad y amor en busca del progreso.
La imagen del presente, mañana y después de nuestro Raúl, continúa resplandeciente ascendiendo los últimos peldaños, continúa siendo el hombre fiel con el pie en el estribo, con la firmeza y el valor que demandan los tiempos actuales.
Querido Raúl, el agradecimiento de tu pueblo hoy trasciende latitudes, porque la suerte de tu batallar no es olvido ni desamor hacia un hombre que movió molinos de manera quijotesca para ver reír, soñar y hacer.
Sus 93 años no empañan el liderazgo del Raúl de todos los tiempos, del amigo, del combatiente, del hombre que ha vivido al servicio de la Patria y que hoy le contempla orgullosa.
Sin discusión alguna Raúl Castro Ruz, ha sido el mejor discípulo del Comandante en Jefe que supo guiar el barco hasta convertirse en el timonel con la proa firme, desafiando tempestades y contratiempos.
No importa General cumplir más años cuando se cumplen a la vez más sueños. No es nada triste que pase el tiempo para tu Birán y tu Cuba, cuando te sabemos de memoria con fidelidad que inspira, y confiados en que serás el eterno mambí haciendo historia.