Apegado al surco para hacer producir la tierra

Destaca productor de Contramaestre por la diversificación y la agroecología amante de la tierra

Salvador Velázquez García, es un campesino del poblado de Maffo, que se gana el pan de cada día apegado al surco, empapado de sudor y fajado con la tierra para hacerla producir.

Ese guajiro raigal, que se levanta todos los días con los primeros rayos del sol, tiene como costumbre tomarse un traguito de café, para después hacer uso de su sombrero de yarey y salir en busca de sus propios campos.

Velázquez García, un hijo del alba que conoce bien de su faena campestre, tan diestro en los quehaceres y la vida dura de la tierra, respeta el calendario lunar y también a sus santos. Porque este humano en plena etapa primaveral, mira al cielo invocando clemencia para que caiga la lluvia, para que la bondad de madre natura bañe sus fértiles terrenos sembrados de alimentos con destino a los suyos y a la gente común.

Agradecido por la firma de la Ley más importante de la Revolución, este 17 de mayo, una ley que significó libertad total con plenos derechos para el campesinado cubano, está Salvador Velázquez, quien acumula más de 40 años cultivando sus campos.

Esta alma guajiras que aún escribe con la tierra en la yema de los dedos, rememora el ayer, recordando a semejantes con manos callosas desde niños, que sólo tuvieron muñecas de tuzas de maíz o una yunta de buey, fruto de la creación imaginaria infantil.

Esa fuerza de adoración del suelo, evoca también a la mujer del surco, quien sazonó con lágrimas la comida de cuatro hijos; el tiempo de la harina y un quilo de pan para el bocado de alimentos.

Con sangre y sufrimiento, Cuba regaló el derecho a la tierra, hizo realidad la promesa hecha por la Generación del Centenario, una idea propuesta por el Congreso Campesino en Armas, un sueño hecho a manos y sin permiso, sólo con el liderazgo de Fidel.

Por ese agradecimiento eterno, campesinos de Maffo, defienden la prosperidad de sus campos, con bautismo de ciencia, tecnología y amor infinito, defienden mantener la producción de alimentos para el pueblo.

Por ese agradecimiento infinito, estos hombres y mujeres del campo, nunca paran de trabajar, de hacer surcos y llenarlos, de cosechar sus frutos, de levantar lo suyo y lo de todos, para que la tierra siga siendo tan pródiga como la Primera Ley de Reforma Agraria.


Moraima Zulueta Gómez

Acerca de Moraima Zulueta Gómez

Periodista de Radio Grito de Baire

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