Procrear una familia es un don que nos da la naturaleza. Educarla y convertir a hijos en hombres y mujeres de bien, requiere de un enorme esfuerzo, dedicación sin límites, amor inconmensurable. Fruto de esos cimientos fuertes, donde se comunican valores, ideas, creencias, sentimientos, costumbres y respeto, es la familia formada por Omar Matamoros Martínez y Catalina Fernández Mora, un matrimonio formalizado con más de 60 años de feliz unión conyugal y un parentesco consanguíneo de una hija, dos nietas, y una bisnieta, todos conviviendo en la casa, cita en calle 2 número 29 del reparto Nuevo Bijagual, del poblado de Maffo.
Pese a todas las adversidades, esta familia ha demostrado su robustez; ha sido capaz de resistir y vencer con trabajo, inteligencia y fidelidad a la obra, con actitudes y sentimientos demostrando su propia esencia. Tanto Omar como Catalina, transmitieron a su descendientes preceptos educativos comunes, heredados de generación en generación, pero como cada formación económica social modifica las normas y valores de la sociedad, la familia no quedó exenta de los cambios.
Esta relación familiar, basada en fuertes lazos de pertenencia y amor, defiende los valores identitarios de su núcleo básico, al amparo de un elevado respeto donde impera el patriarcado del señor Omar Matamoros. Las carencias alimentarias, de medicamentos, y de todos los recursos imprescindibles para la vida, además de la guerra mediática desatada, no amilanan esta distintiva familia de Maffo, la que muestra modos de actuación creativos y solidarios, en presencia de tiempos bien difíciles.
La experiencia culinaria de Catalina Fernández, transferida a su hija Katherine, hablan de cuánto se puede hacer en la cocina para alimentar a la grey, para socorrer al vecino, para para asistir a un enfermo, con un humanismo arraigado que refuerza los valores de la familia cubana.
El doctor intensivista Luis Font Pantoja, sumado a la parentela, vive orgulloso de ser el esposo de la nieta mayor de Omar Matamoros, una mujer de bien, cultivada en la Salud Pública de la nación para rehabilitar pacientes necesitados de su atención.
Tras la continuidad está Melisa, una joven universitaria con sueños por cumplir, con deseos de aportar y forjar por nuevos caminos de la Higiene y la Epidemiología. Lorena la más pequeña de casa asegura sus estudios de la Enseñanza Primaria.
Con un patrón de unidad, respeto, e integración se yergue en el poblado de Maffo, la familia Matamoros Fernández, ejemplo de armonía, orden y obediencia, demostrando amor, valores, comportamientos y una educación básica, con proyeccion en la vida social que avalan la razón de la verdad que siempre triunfa.
