En el poblado de Maffo, municipio de Contramaestre, quienes conocen a Ilúz Mustelier Moreno, saben que se graduó de Enfermería, pero quizás desconozcan que esta paramédico tiene en su hoja de servicio 40 años ininterrumpidos de experiencia profesional. Su labor es la pasión que anida en el alma como expresión de valor desplegado, llevando sobre sus hombros la vocación de un servicio en defensa de la Medicina cubana.
Periodista: ¿Soñaste siempre con ser enfermera?
Ilúz Mustelier Moreno: Si como no. Desde niña soñé con ser enfermera. Yo nací para esto. Llevo en la sangre el preocuparme por los demás, el atenderlos, el cuidarlos, y aunque podía haber estudiado medicina, preferí estar más cerca de la gente, y con la enfermería lo tengo garantizado. De ahí mi preferencia por el Programa de Atención Primaria de Salud, PAMI, y es por ello que siempre he trabajado en el Consultorio del Médico de la Familia.
P: ¿Cultivas la sensibilidad que demanda tu profesión?
I.M.M: Mira, para tener este trabajo debes tener sensibilidad por la importancia de lo que hacemos y las consecuencias de no hacerlo. Ponerse en el lugar del otro también es importante. Atender recién nacidos, niños en edad escolar, jóvenes, adultos, longevos, población toda, es entrega diaria, compromiso que engrandece, es amor que sale del alma. Desde que asumí este trabajo interioricé cuáles eran mis responsabilidades. Es un honor inmenso pertenecer al Ejército de batas blancas por lo que significa hoy y siempre formarse en una carrera que se escoge por amor, se construye con mucha vocación y crece con el compromiso de atender a lo más valioso que tenemos los seres humanos: que es la vida.
P: Venezuela te abrió los brazos, cómo fue esa experiencia?
I.M.M: Sí, fue una experiencia muy bonita, única. Allí me crecí como siempre al frente de pacientes enfermos que necesitaban la cura. En esa nación hermana, el humanismo del personal paramédico cubano, se puso a prueba con altruismo, compromiso y fidelidad. La Patria ante todo. Fue un aporte inolvidable por tantas experiencias vividas. Cuando cumples una misión internacionalista, te sientes plena, te enriquece la vida espiritualmente, ves cosas inimaginables siquiera, ves la vida diferente. Uno no sabe lo que vale Cuba hasta que sale de este pedacito de tierra. También debo reconocer la ausencia ante la familia, se extraña, la nostalgia a veces se adueña de uno, pero hay que tener la convicción que sales de tu Isla a salvar vidas necesitadas de tus servicios.
P: Si volvieras a nacer, serías enfermera?
I.M.M: Me gusta ser enfermera y me he sentido muy feliz siendo enfermera en Cuba, en mi Contramaestre, porque he tenido la dicha de nutrirme del humanismo de la Revolución.
Satisfecha con ser enfermera está Ilúz Mustelier Moreno, una paramédico del poblado de Maffo, que anida en el alma una profesión a la que le ha entregado 40 años de su vida con amor, pasión y humanismo.
