Recuerda Contramaestre a Jesús Menéndez en el 76 aniversario de su asesinato

Jesús Menéndez a 76 años de su asesinato

Setenta y seis años han transcurrido de aquel suceso acontecido en la localidad granmense de Manzanillo, el 22 de enero de 1948. El hecho quedaría guardado para siempre en la memoria histórica del movimiento obrero y pueblo cubano, había muerte Jesús Menéndez Larrondo.

Un día como hoy en la estación ferroviaria de esa  ciudad oriental el capitán de la Guardia Rural Joaquín Casillas Lumpuy asesina vilmente por la espalda al General de las Cañas. Tres balas segaron la vida de este líder azucarero calificado como indomable, inclaudicable y antiimperialista.  Figura que con solo 36 años de edad tuvo una amplia trayectoria sindical y revolucionaria. 

Dirigente proletario que se destacó desde un primer momento por su lucha contra la burguesía de la época y el imperialismo.

El incansable bregar de Jesús Menéndez por los derechos del sector azucarero lo hizo acreedor de una identidad proletaria que preocupó al gobierno norteamericano y por tal razón ordenó su asesinato.

Entre los logros con mayor relevancia de Menéndez en el renglón azucarero de aquella época fue el Diferencial Azucarero, la Caja de Retiro y la Cláusula de Garantía, beneficios que tuvieron una repercusión para la economía cubana y para el ingreso familiar de los trabajadores. 

Así mismo el pago de horas extras para los trabajadores, la elevación del salario a los azucareros, el logro del retiro, la higienización de los bateyes y otras medidas de carácter social, fueron otras de las batallas ganadas por este cubano que se ganó el cariño no solo del movimiento obrero sino del pueblo cubano.

A más de siete décadas del despreciable hecho, se le rinde homenaje a este villaclareño que supo desde un primer momento, cuando laboró en el central Constancia, que su misión era luchar contra injusticia, contra el sector azucarero y movimiento proletario de la época .

Jesús Menéndez, más allá de su muerte

El viaje a Manzanillo fue sin regreso para avisar la muerte, rompiendo la espalda a balazos. Los cañaverales lloran la ausencia del Capitán de plomo y cuero, de luz de relámpago. Jesús Menéndez Larrondo, no se ha ido, porque es el símbolo perpetuo que alumbra el camino del mundo azucarero de la nación, es el negro fino que brilla con mirada dulce y verbo encendido.

A Jesús de las cañas nadie lo puede matar, porque anda por su Isla con pasos agigantados para defender miles de batallas a favor de la clase obrera, para tener una vida ligada irrevocablemente a los cañaverales, entre cuyos surcos perdura su memoria.

Es este líder de los azucareros cubanos, el amigo más puro que no desaparece, quien legó un caudal de ideas a trabajadores necesitados de su defensa, a obreros necesitados de las conquistas de derechos laborales y sindicales.

Menéndez fue el hombre que hizo crecer las cañas, cubierto de nubes fijas y semejante al mar embravecido, para vivir, ahora y por siempre, como eterno guía en el pueblo que lo recuerda como el humilde vibrante y convincente.

Los hombres de la talla de Jesús Menéndez no mueren nunca, porque continúa en diálogo con su machete afilado, recorriendo caminos para recuperar una industria impactada por el bloqueo y buscar el azúcar que demanda el país, para buscar soluciones y hacer más fácil la vida.

Su voz hoy es más inmensa para hacer avivar su ausencia, para no dejar morir un ser querido, un sentimiento, un paradigma de todos los tiempos, cuyas ideas germinan y crecen para brillar entre nosotros como el General de las cañas.

Por Moraima Zulueta Gómez


Yailín Madrigal Silvera

Acerca de Yailín Madrigal Silvera

Periodista de Radio Grito de Baire

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