En esta fuerza la energía humana nunca se apaga para hacer de la voluntad, el sacrificio y el altruismo sus mayores fortalezas. Con esa misma energía le brillan sus ojos, el corazón le retumba en sus pechos y la responsabilidad le distingue cada día.
Hacer más que hablar, es el compromiso de estos hombres que desafían las adversidades de la naturaleza, de las carencias y dificultades de una Isla bloqueada por un imperio que no descansa en dejarnos tranquilos.
Disponibles a cualquier hora para asumir inaplazables misiones que garantizan el pulso que mueve al país, es la firmeza cotidiana de estas almas que no se amilanan a las alturas, que no temen al peligro de parajes intrincados, trás la sostenibilidad de los servicios al pueblo.
Experiencia y destreza caracterizan a estos hombres de buen calibre, de amor al alto voltaje, quienes convierten el oficio en un modo de vida enamorados de su tarea, sin entender los días de otra manera.
Sus genes casi siempre son heredados a la familia y a esos jóvenes que sienten pasión por el trabajo para repartir la luz hasta el lugar más recóndito del Cuba, haciendo de la solidaridad en tiempos difíciles su mejor elección.
Gracias a los eléctricos, la noche no es un manto negro, las sombras se desvanecen, los caminos se iluminan con destellos de progreso alumbrado cada paso la transformación con su resplandor en llanos y montañas.
Gracias a los héroes de todos los tiempos que impulsan la tecnología, la ciencia, la comunicación; que hacen de la generación eléctrica su principal misión, la gratitud reverdece en su tierra por la constancia y el compromiso de muchas manos que trabajan sin descanso para llevar en sus pechos encendidos signos de grandeza y de luz.
