Su estatura se agiganta cada minuto que pasa. Le temían vivo sin saber que les iba a causar mucho más temor después de muerto.
La soldadesca sedienta de sangre y de gloria mal habida mataron al hombre, para darle vida al símbolo, al icono revolucionario más grande del siglo XX.
Ernesto Guevara de la Serna, Che, tu partida fue, es y será un golpe duro, aunque no pudieron contigo, porque quienes apagaron tu voz, tus acciones se equivocaron al creer que tú muerte es la derrota de tus ideas, de tu tesis, la derrota de tus concepciones guerrilleras. Pero, no lo consiguieron.
Aquel hombre que cayó como humano mortal exponiéndose muchas veces a las balas, es más capaz que aquellos que decidieron matarlo. Porque tú pensamiento revolucionario, voluntad, tenacidad, y espíritu de trabajo, trascienden en todo el planeta.
Tu cuerpo inerte convertido en Héroe siempre estará vivo entre los hijos de la Patria para recordarte eternamente joven, valiente, fuerte, audaz.
Aunque tú piel ligada al hueso se perdió en la Higuera, Cuba te sabe de memoria. Te vemos cada día Ché Comandante como el varón puro, de voz firme que ordena sin mandar, como soldado inmaculado, como gente llana y de ejemplo perpetuo.
Tu luz desde el Hondón americano rompe el silencio en todas partes, para allanar senderos hacia la libertad, para repartir esperanzas entre negros, blancos e indios con la fé de que un mundo mejor es posible.
Comandante, tus palabras ardientes en complicidad con tu vida guerrillera, acompañan tu figura de gigante, tu estatura universal defensora de la humanidad, de patriota inclaudicable, de inspiración recurrente que cautiva con administración y confianza.
Salud Ernesto Ché Guevara, porque no te has ido. Tu imagen y tú ancho nombre iluminan a tu Cuba que agradece tu sangre guerrillera brindada a Fidel en la noche más oscura para brillar en una nación dónde se conquistaron derechos, paz, dignidad, libertad y justicia social, gracias a un Comandante eterno que no ha muerto.