A Santiago de Cuba le nace una mujer que brilla con luz propia, una mujer que se alza como una estrella sobre un pueblo entero, que le rinde honores desde la admiración profunda que son capaces de hacer brotar las germinadoras de hombres, Mariana Grajales.
Mariana Grajales se yergue sobre Cuba y el mundo, espartana y certera en un estandarte imbatible con su moral inmensa.
Venerada como madre de la Patria, fue la progenitora ejemplar que ofrendó hijos y con ellos lo más valioso que tiene cualquier mujer: su sangre.
La madre de los Maceos, nació en Santiago de Cuba, el 12 de julio de 1815. Hija de emigrantes dominicanos con una posición marcada en el campo cubano en la cercanía de San Luis.
Su natal Santiago de Cuba, le recuerda como una mujer que trasciende por su conducta ética, sus luces claras, su temple, porque Mariana Grajales es legado que inspira, es lealtad que afianza la firmeza, es patriotismo.
¿Dónde encontrar un símbolo más completo de la identidad cubana?
Esta legendaria mambisa, madre de la Patria, le distingue la estirpe de los Maceos, cuyos hijos envió a la guerra por la Independencia de Cuba y marchó ella misma a la manigua en gesto de amor infinito por su Patria.
A la distancia de 208 años del nacimiento de la madre amorosa para el cubano desconocido, Mariana Grajales camina su Santiago de Cuba, con poderosa fuerza de guerrera sin límites, agradecida por la obra conquistada.
Justo en el aniversario 70 del Moncada, su imagen de mujer heroica, consagrada a sus hijos y a la libertad de su Cuba, perpetúa en la gloria hasta la eternidad.

