Cuba extiende sus brazos hoy a uno de sus hijos ilustres, a ese hombre de los que habrá que hablar siempre con palabras mayúsculas Armando Hart Dávalos.
La Patria lo abraza con orgullo; Martí agradecido por siempre; las letras cubanas inmortalizan su pluma y su verbo; sus amigos de la Generación del Centenario evocan su viva esencia.
Símbolo de dignidad y honradez, de compromiso a las causas nobles, de sacrificio y fidelidad, de sencillez, es este combatiente convertido en imprescindible, sin buscar honores ni reconocimientos.
Armando Hart Dávalos, el sabio de la letra y la palabra es de los cubanos que supo escoger bien el camino, entregando todo al destino de un país, sin titubeos ni reparos.
Su visión integradora y futurista, incondicional siempre, avalan el intelecto teórico y práctico y la transformación de un pensamiento martiano y marxista por propiedad, para hacer entender que el socialismo que construimos es el modelo que debemos defender por el bien común.
Armando Hart, vive entre nosotros como un ser extraordinario, inmenso, en cuya obra nos reencontramos una y otra vez para entender la dimensión de la Patria; vive entre los niños y jóvenes de quienes absorbía vitalidad y dinamismo.
Cuba agradece hoy la existencia de un gran hijo, del humilde que la historia recuerda en el aniversario 93 de su nacimiento, el cubano de voz clara, reflexiva y profunda que siempre nos alerta, que nos convida al presente y al futuro.
Cuba reverencia el alumbramiento del legendario que conquistó méritos y honores, del intelectual que amó a Martí desde sus entrañas, del inmortal de estirpe inclaudicable, del roble de la Revolución.
Hoy la utilidad de su virtud trasciende en distintas generaciones, trasciende en docentes y artistas que bebieron de su sabia como Ministro de Educación y Cultura, trasciende como paradigma y leyenda de un pueblo hecho libertad y dignidad, gracias a Usted Armando Hart Dávalos.
