Conocí a Camilo Cienfuegos en la escuela donde aprendí a escribir amor, verso y Patria, donde me hablaban de un Señor especial de sonrisa limpia, barba larga y ojos cristalinos.
En el aula me enseñaron que el Héroe de Yaguajay vino en el Granma, se batió en la Sierra y bajó al llano para hacer a Cuba libre, de ese hombre que tanto se ganó el cariño y la admiración de la Isla que hoy reverencia su nacimiento.
Su impronta resalta en distintas generaciones, en el homenaje que a diario protagoniza el pueblo, en la historia que instruye sobre un Camilo niño, adolescente, joven habanero, cuya vida sencilla y común, más sus hazañas lo convierten en leyenda.
El llanto del recién nacido en su cuartico apretado de Lawton anuncia la llegada del jinete de aire fino, quien tuvo que sortear el rigor de la pobreza sin abandonar su compromiso familiar y solidez de principios revolucionarios.
Aprender en la escuela para ser un varón de bien, fue el propósito del guerrero con rostro de espartano, cuyo sueño de arquitecto fue truncado por las vicisitudes económicas de su descendencia que lo obligan a cambiar en lápiz por el trabajo útil.
Camilo y su prodedencia
Es la sastrería “El arte” la que ofrece los primeros oficios de mozo de limpieza y mensajero hasta convertirse en dependiente; pero la precariedad financiera de su familia, lo conducen hacia los Estados Unidos, tras la esperanza de un mejor progreso.
En 1958 su Patria lo recibe y un hombre le inspira: Fidel. Conocer a ese gigante que proponía un país libre, donde toda su gente tuviera los mismos derechos, fue la razón para regresar nuevamente a la nación norteña y para hacer dinero en busca del Granma, en busca de los combates y batallas en la Sierra y el llano por el rescate de la libertad, el respeto, la dignidad y la hombría.
Noventa y un años han transcurridos desde que Emilia y Ramón trajeran al mundo a ese ícono resplandor de paloma para que el amor, el verso y la Patria aprendida en aquella escuela siga intacto, único, profundo, sincero, para abrazar por siempre la lealtad de un Héroe que amó a un país desde las verdades, a quien desafiando cien o más fuegos se hizo garganta y vena de un pueblo todo.