Contramaestre y su Historia

Contramaestre a través de Radio Grito de Baire

Historia del Municipio

La historia del municipio Contramaestre, en el período colonial, se remonta a su primera etapa: Encomendera Minera (15101553). Este municipio fue un importante centro de asentamientos aborígenes, dentro de los más significativos se pueden nombrar: Baire, Mayye, Maibío, Guaninao, La Canoa y Guayacanes, que actualmente son continúan siendo pequeños asentamientos del territorio y territorios vecinos. Su nombre primitivo ha evolucionado desde Mayye, Baite y Baire Arriba, hasta su nombre definitivo Baire San Bartolo, para diferenciarlo de Baire Abajo, Cauto Baire y Baire Santo, que eran otros caceríos.

Este poblado estaba clasificado como partido de segunda clase de la jurisdicción de Jiguaní, cuya gran existencia de más de 6 000 caballerías de superficie, comprendían más de la mitad meridional de dicha jurisdicción. Limitaba al norte con el partido de Santa Rita y el círculo del pueblo cabecera de San Pablo de Jiguaní; por el oeste con la jurisdicción de Bayamo y por el sur y todo el este con la de Santiago de Cuba. Este poblado era un territorio montañoso, cruzándole por su centro una multitud de estribaciones de La Sierra Maestra y del gran mundo ecográfico oriental. Poseía terrenos cuya fertilidad podía rivalizar con las localidades más privilegiadas de Cuba cuyo color variaba entre el bermejo y negro con muy poca parte caliza y pedregosa, regándolos los ríos Cauto, Cautillo, Jiguaní y Yareyal, así como otras corrientes menores.

El partido de Baire fue fundado en los terrenos del antiguo Corral de Baire Arriba. En 1820 había en Baire una gran cantidad de viviendas agrupadas, pertenecientes a labradores y vegueros, y durante una visita pastoral realizada por el Arzobispo Metropolitano a este Partido, dispuso erigir en auxiliar de parroquia, una mezquita que aquí se construía a expensas de algunos vecinos y con auxilio de la mitra, una ermita bajo la advocación de San Bartolomé, por que los vecinos asistían sistemáticamente a los rituales religiosos. El fraile cura, Vicario de Jiguaní, en informes emitidos en 1851 consignó que ante el conocimiento de la población del punto conocido como Baire Arriba, se inauguró la parroquia de Baire, bajo la advocación de San Bartolomé, como auxiliar de la parroquia de San Pablo de Jiguaní el 23 de marzo de 1821. Fue su fundador el presbítero Don Labrador LLópiz a cuyo título fue ordenado.

Su construcción original consistía en paredes de embarrados y techos de guano y estaba ubicada, según cálculos aproximados, en el centro del lado este de la Plaza con rojos framboyanes de Baire. Desde los primeros años de su fundación comenzaron a celebrarse las fiestas patronales, los días 24 de agosto, “Día de San Bartolo”, consistente en una misa dedicada al santo patrón, la realización de gran número de bautizos y en menor escala de matrimonios, finalizando con una fiesta popular, donde resaltaba lo trovadoresco, las peleas de gallos y la venta de comestibles como puerco asado con casabe, mariquitas de plátanos, maní tostado, raspaduras, cucuruchos, San Antonias, chicharrones, guarapo, tamales, turrones de coco, bollos de maíz, longanizas, bakám, aguardiente entre otras. En 1851 se reedificó la auxiliar de la parroquia de Baire, sustituyéndose sus paredes de adobe por mampostería.

Fundación de Maffo y Remanganagua

En 1858 Maffo era un barrio de Jurisdicción de Jiguaní. Se fundó como núcleo poblacional en 1880. Su nombre estaba relacionado con el de un catalán de apellido Maffo que poseía una finca rústica en la parte más alta de la zona. Sus primeros fundadores fueron José Lora, Juan Ríos, Bartolomé Rondón, entre otros destacados patriotas y algunos campesinos dedicados al cultivo de frutas menores y la ganadería.

Maffo nunca contó con los servicios de una ermita o parroquia, no obstante, en los primeros años de la década de 1890, por iniciativa de José Pardo Sierra, José Pantoja y José Lara se comenzaron a realizar actividades populares los 9 de marzo para festejar a San José donde se realizaban actividades recreativas como peleas de gallos, corridas de caballos, así como ventas de comidas criollas y golosinas propias de la época, no fue hasta principios del Siglo XX que se oficializaron las fiestas de San José de Maffo, por gestión de sus primeros organizadores en el ayuntamiento de Jiguaní, siendo atendidas en el aspecto religioso a partir de entonces por el cura párroco de Jiguaní, el cual desarrollaba una misa y se efectuaban matrimonios y bautizos, pero su origen siguió siendo popular.

A fines del Siglo XIX se fundó el cacerío de Remanganagua, que desde 1756 poseía un lugar de transito, donde el encargado del correo cambiaba su cabalgadura. Su fundación oficial es 1890 etapa en que poseía un fuerte, un cuartel, además del único telégrafo establecido en el territorio la población del Partido de segunda clase de Baire, según el censo de población de 1862 consignó que el cuadro de la población blanca del Partido era la mayoritaria, con 5870 personas, le seguían los pardos y morenos con 2 013 personas, totalizándose una población libre de 7 883, mientras que los esclavos pardos y morenos sumaban 255 lo que representaba un 3,2% de la población total, que era de 8138 habitantes, tanto urbana como rural, de los 5870 blancos eran nacidos en Baire 2503, de ellos 1260 eran varones y 1243 hembras.

En el referido censo se aportan datos muy ilustrativos seleccionados con la clasificación por sexos, la población fija por estados, en las poblaciones y fincas del Partido, así como la naturalidad de la población blanca y su clasificación por naciones. En 1862 el número de casas había crecido considerablemente en relación del año 1847, en sólo 15 años hubo un notable crecimiento urbanístico en el Partido de Baire, donde las viviendas con óptimas condiciones, en ambos años (mampostería, madera, tejas) eran mínimas, siendo mayoritaria las construidas con recursos provenientes de la naturaleza tales como tierra de adobe, cuje, yaguas, yarey, guano; por lo que la naciente burguesía de la localidad poseía las mejores instalaciones mientras que los campesinos independientes, vegueros y obreros agrícolas vivían en viviendas humildes, a pesar de ser la mayoría.

Al finalizar la etapa de decadencia del sistema esclavista en el Partido de Baire ya se habían hecho tradicionales la asistencia a las misas, siendo el catolicismo la religión oficial; el desarrollo de fiestas patronales con el apoyo de actividades populares, la generalización de las peleas de gallos dominicales en la Valla San Bartolomé de Baire a la cual asistían galleros de todo el Partido y la Jurisdicción.

Luchas de Liberación

Su tradición de lucha, la existencia de un menor número de esclavos y un mayor número de campesinos independientes, donde se destaca la jurisdicción de Jiguaní que apenas poseían un 6% de esclavos. Aspectos estos que consideramos como causas locales. En tal el Comandante Fidel Castro Rúz en jefe expresó: “En la Jurisdicción de Bayamo, Manzanillo, Tunas, Holguín, Jiguaní y Baire, en aquellas jurisdicciones es donde se inicia precisamente la Guerra por la Independencia, la población esclava a penas alcanzaba un 6% del total y el número de modestos campesinos independientes era elevado. Y por tanto, los dirigentes de los sectores cubanos estaban menos imbuidos por aquellos.

Grito de Baire

“¡El 24 se rompe el corojo!” Fue el grito de rebeldía expresado por el Lugar Teniente General Antonio Maceo para convocar a todos los revolucionarios de la gesta en aras de continuar la contienda independentista.
El mayor mérito de esta fecha consiste en que demostró las ansias de libertad de nuestro pueblo y la voluntad de reanudar la batalla comenzada en 1868.
El movimiento político de la época resurge, esta vez, como producto juicioso y deliberado del Partido Revolucionario Cubano y la labor de su máxima figura: José Martí.
Tras la firma de la orden de alzamiento se acordó que este tendría lugar el 24 de febrero de 1895 primer domingo de carnaval, a fin de que las autoridades españolas viesen como normal el desplazamiento de los que se alzarían en armas.
Con diferencia de horas se produjeron en la Isla distintos pronunciamientos: en Baire, con Jesús Rabí; en Calicito, bajo el mando de Bartolomé Masó; en Guantánamo con Pedro Agustín Pérez; en Santiago de Cuba con Guillermón Moncada y en Matanzas, las acciones fueron dirigidas por Juan Gualberto Gómez, hombre en quien José Martí confió la tarea de hacer llegar la fecha del alzamiento a los patriotas implicados en el archipiélago. Así se reiniciaba una Revolución hecha por los humildes, de proyección antiimperialista bajo la visión martiana.
Este día de Baire, al igual que el de Yara, planteaba la consigna de “Independencia o Muerte”, desde Carlos Manuel de Céspedes hasta José Martí los mismos ideales. Los “pobres de la tierra” se alzaban esta vez guiados por un Partido Revolucionario de vanguardia, alzando la bandera de la insurrección. En el territorio se hace importante la presencia del movimiento 26 de Julio con la presencia de Antonio Rodríguez González y otros miembros del ejecutivo creado en Maffo.

Tomado de: Ecured